Cuando estamos planeando algo o esperando a que algo suceda, no tenemos más remedio que esperar a que pase el tiempo. Unas veces nos conviene que pase rápido, como cuando no estamos junto a esa persona especial y otras, que vaya despacio, para poder estarlo más tiempo. Incluso hay momentos en que nos gustaría pararlo y saborearlo muchísimo más. Pero en realidad no podemos hacer nada de esto y a veces creo que no le damos la importancia que tiene cada minuto que tenemos para nosotros y cada segundo que desperdiciamos. Hay veces que perdemos tiempo pensando en lo que podía haber sido y no es o en cuándo será sin aprovechar esos minutos en simplemente pasarlos juntos, disfrutándolos y haciendo planes para hacer realidad esos sueños que tenemos. El tiempo en realidad es relativo, un año puede no ser nada y un segundo puede determinar toda una vida. Para entender el valor de un año habría que preguntarle a alguien que se ha cogido uno sábatico...para entender el valor de un mes, a una embarazada que espera el nacimiento de su hijo...para entender el valor de una semana, a un director de una revista...para entender el valor de una hora, a una pareja que tiene una cita...en un minuto puedes perder un tren y en un segundo salvar a alguien la vida...Pregúntale a alguien que gano el segundo puesto en una competicion la importancia de esas milésimas que le separaron del primero... Tenemos que vivir el presente invirtiendo el tiempo en hacerlo lo mejor posible, en conseguir lo máximo cada día, atesorando esos segundos que se nos brindan, recogiendo los minutos, saboreando las horas, disfrutando los días. Esperando cada momento. Y guardar cada uno que vivimos de manera especial como un tesoro y acordarnos que el tiempo no nos va esperar ...
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