Si yo fuera un perro sería sin duda un pastor alemán. Me gustan los perros pero por éstos tengo una debilidad especial por varias razones. La primera porque mi primer perro era de esta raza. Por desgracia murió de cachorro y pude disfrutar muy poco de él. Pero tuve la suerte de que al poco tiempo me regalasen otro y la experiencia fuese enriquecedora.
Fué un verdadero flechazo. Cuando salió correteando con sus hermanos al llamarles el casero que era dueño de su madre, enseguida se enganchó a mis vaqueros y a pesar de que era el pequeñajo de la camada y parecía más una rata que un perro, desde ese momento ya no nos separamos durante trece años y medio.
Cuando Toitz tenía dos años yo tuve a mi hijo y tengo que confesar que después de mi madre no he tenido mejor niñera. Era muy emotivo verle como se metía debajo de la cuna mientras el bebé estaba dormido y como venía a avisarme en cuanto se despertaba...O cómo se ponía a su lado cuando se ponía de pie cuando estaba intentando echarse a andar...O como le devolvía su juguete suavemente...y así podría decir mil cosas más...
El pastor alemán es un perro leal, listo, obediente y un excelente guardián. Es fácil de educar y muy cariñoso con los de casa.
Recuerdo con mucho cariño también con que cuidado se tumbaba a los pies de mi abuela cuando ésta venía a pasar unos días a mi casa...
Además no me negaréis que tiene una planta espectacular y son preciosos...
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